La verdadera cura para las heridas

La verdadera cura para las heridas

Uno de los inventos más innovadores de Bogotá surgió hace apenas nueve años. Se trata de un producto del que muchos se asombrarían, pues en estas tierras poco o nada la gente se interesa por la ciencia. Pero el nuevo siglo trajo cambios y con ellos vino la nueva mentalidad de tres jóvenes médicos de la Universidad Javeriana: Juan Carlos Zambra, Jennifer Gaona y Rodrigo Soto, que soñaban con especializarse en cirugía plástica, pero no únicamente por un asunto de vanidad, sino para ayudar a quien realmente lo necesita.

Las ganas se juntaron y tomaron forma, después de que uno de esos médicos, Juan Carlos Zambra, viajara a Viena (Austria). Allí vio cómo se hacen cultivos celulares a partir de pacientes donantes para cubrir quemaduras de piel por úlceras crónicas. “Nosotros pensábamos que podíamos ofrecer otro tratamiento mejor que el de la cirugía. Estábamos inconformes con el camino fácil que era operar. A Juan se le ocurrió decirnos que por qué traíamos eso a Colombia y así comenzó todo”, cuenta el doctor Soto.

Pero estos inquietos profesionales no dejaron el tratamiento tal y como lo crearon los europeos. Jennifer Gaona, una de las piezas clave de este proyecto, hacía su tesis por esa época y decidió ensayar y probar maneras para mejorar el procedimiento y reducir costos, pues no había tanto presupuesto. Al final logra lo improbable: del mismo paciente, sin necesidad de donantes, saca el injerto de piel para realizar las láminas de colágeno, que posteriormente se pondrá quien necesite el tratamiento.

Pero, ¿cómo funciona Keraderm? Jennifer Gaona explica que se extrae un injerto de piel detrás de la oreja del paciente y se le toma una muestra de sangre. Tanto la muestra como el injerto pasan al laboratorio y allí se hace un cultivo de queratinocitos (conforman la parte más superficial de la piel) y fibroblastos (indispensables en la curación de heridas).

En el laboratorio solo dura cinco días para que las células se reproduzcan y crezcan en una cantidad suficiente para sembrarlas en una lámina de colágeno, que alcanza a tener cerca de 90.000 células por centímetro cuadrado. Con esas láminas se cubre la herida del paciente y se venda. La persona tiene que ir a controles médicos y a realizarse el cambio de vendaje, de acuerdo a la prescripción médica. Y en tan solo 45 a 60 días la piel se regenera increíblemente. “Es un procedimiento más rápido, barato y no quirúrgico que el de un injerto de piel común y corriente, que obliga a sacar un pedazo de piel de otra parte del cuerpo y que resulta doloroso”, dice Gaona, hoy directora científica de Keraderm.

Desde que lograron tener éxito con este producto, no se han quedado quietos un solo segundo. Tenían la parte médica y necesitaban la parte económica para empezar un proyecto de emprendimiento. Así es como se une a ellos Invercor, una banca de inversión, para que esta idea se volviera una realidad. Junto con ellos montaron su laboratorio.

En Colombia, ya 200 pacientes han sido tratados exitosamente por Keraderm: mujeres quemadas con ácido o con heridas de cáncer de seno, niños que sufrieron accidentes en sus casas, hombres con enormes úlceras, personas que sufrieron de cáncer de piel, hacen parte de las satisfacciones de este grupo de médicos, que ahora le apuestan a mostrar su producto y hacerlo accesible a los ciudadanos. Cada lámina de 10 centímetros por 10 centímetros es vendida por $1’400.000. Hasta el momento, se han implementado en 11 hospitales de la ciudad.

Esta compañía se ha consolidado como una de las más innovadoras en Colombia. Ya consiguieron un premio de 50.000 dólares en la final del MassChallenge, la competencia de emprendedores más importante del mundo, que se realiza todos los años en Boston, Estados Unidos. “Seleccionaron 128 empresas. Nos dieron un puesto de trabajo por cuatro meses y nos dieron acceso a mentores de los temas que nos conciernen. Todo el tiempo estábamos en competencia. Nosotros quedamos entre los 15 ganadores y fuimos la única compañía latinoamericana que ganó ese año”, manifiesta Jorge Soto, gerente financiero de Keraderm.

Desde hace cinco años adelantan el proceso para patentar su producto en Colombia, Brasil, Chile, México, Estados Unidos, la Unión Europea, China e India. En todos estos lugares, el producto está en estudio de fondo, es decir, que se está verificando que no hay algo similar. Hasta donde saben, en la mayoría de los lugares hubo favorabilidad y ahora están a la espera del otorgamiento de la patente, que les da protección por 20 años.

El doctor Rodrigo Soto cuenta que lo que viene para Keraderm es crecimiento. Aunque son solo siete empleados, ellos seguirán tratando de crear más productos innovadores, que logren mejorarle la calidad a todo aquel que padezca de heridas y quemaduras en la piel y que le demuestren al mundo que en Colombia hay talento, pero sobre todo unas ganas inmensas de contribuir y hacer el cambio.